Principalmente difieren en su estructura y en los elementos por los que están compuestas.
• Las puertas blindadas revisten su estructura (generalmente de madera) con una chapa de hierro que la fortalece, pero manteniendo el material original. Esto hace que no puedan considerarse “puertas de seguridad”, pues el interior continúa siendo quebrantable y los ladrones pueden atacarlas con facilidad.
• Tanto la estructura del marco como la hoja de la puerta de las acorazadas, en cambio, están fabricadas con hierro o acero, materiales altamente resistentes que garantizan su durabilidad en caso de intento de apertura. Sin embargo, es importante tener en cuenta todos los elementos que la componen (cerradura, escudo protector, instalación del marco, etc.), ya que de ellos también depende la calidad de la protección.
Aunque estéticamente puedan tener el mismo aspecto, ya que ambas permiten ser revestidas con madera u otros materiales, en su interior tienen características distintas que determinarán la protección que ofrecerán cada una de ellas.
Las puertas acorazadas se clasifican en diferentes grados de seguridad. En función del nivel de protección que se requiera (zonas residenciales con un mayor riesgo de robo, joyerías o bancos, etc.), se recomendará instalar uno u otro.